La iglesia románica estaba concebida como una fusión entre arquitectura, pintura y escultura.
La escultura románica se integra plenamente en la cultura medieval y es uno de sus mejores exponentes. A través de ella se refleja la idea omnipotente y omnipresente de Dios, la idea de religión como misterio, como único agarradero para no sucumbir en un mundo desconocido y oscuro.
La escultura románica es frontalista y siempre se busca el simbolismo o la alegoría y que pretenden representar ideas o vivencias, también se busca belleza ética en la figura y no la belleza estética. Para ello se utilizan elementos naturales como animales, personas o vegetales, pero nunca tal y como son, su imagen real no es lo que importa, sino como símbolos, como expresión de un ideal, para ello no dudarán en deformar sistemáticamente las figuras.
Tiene un carácter decorativo. Se concibe para rellenar un espacio arquitectónico previsto de antemano y su forma, dimensiones, etc. dependen de este espacio. Su dependencia con respecto a la arquitectura es total. Las zonas arquitectónicas principalmente son los capiteles y las portadas.
El capitel románico está siempre decorado con figuras vegetales o animales.
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El otro lugar arquitectónico que más se decora es la Portada. Las arquivoltas se decoran con motivos geométricos o figuras humanas y el Tímpano recibe la escena evangélica principal que suele ser el Pantócrator o Cristo en majestad, sedente y en acto de bendecir, rodeado de los cuatro evangelistas, los cuales suelen representarse con las cabezas de sus animales simbólicos: el toro, el león, el águila y el hombre, es decir el Tetramorfos.
Otra escena típica del Tímpano es el Juicio Final a cuyo pié aparecen los 24 ancianos del Apocalipsis.
También es frecuente el Teótocos, es decir, la Virgen con el niño y la Crucifixión. Por último, existe otra figura simbólica que representa a Jesucristo y que se llama Crismón o círculo con dos líneas perpendiculares en su interior y con cuatro letras griegas: Pi y Ro porque son las iniciales de Cristo en Griego y Alfa y Omega porque significan el principio y el final de todo. También puede aparece con las iniciales en latín IHS. Este Crismón suele aparecer flanqueado por dos ángeles o dos animales fantásticos. También se decoran las jambas y las figuras pueden llegar a derramarse por toda la portada e incluso por la fachada en algunos casos.
La escultura debía adoptar sus formas y proporciones a la superficie sobre la que se esculpía. La temática era esencialmente religiosa y reproducía, unas figuras hieráticas, rígidas y sin perspectiva. Los grupos escultóricos también se ordenaban jerárquicamente. También abundaban las tallas en madera y policromados en vivos colores. Los principales motivos representados eran la crucifixión de Cristo y la figura de la Virgen con el niño.
La escultura exenta es más infrecuente y se reduce a la imagen de Cristo crucificado y a la Virgen, sola o sedente con el niño. El crucificado (5) se viste con ricas vestiduras y si sólo lleva faldón, éste es bastante largo. Su expresión nunca turba su rostro y su cuerpo rígido nunca deja entrever el dolor y el tormento de la cruz. Expresa el omnipotente poder de Dios a quien nada puede afectar, ni el dolor ni la muerte. Sus ojos suelen estar abiertos o semicerrados y siempre aparece vivo (venciendo a la muerte). Aparece crucificado con cuatro clavos y sin corona de espinas ni heridas ni sangre.
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A pesar de estas características generales existen diferentes épocas y regiones que no atienden a esta simplificación. El Románico, como todas, es una época evolutiva y hay diferencias entre la escultura del siglo XI y la del siglo XII. Poco a poco hay un acercamiento a la mentalidad progresiva del Gótico. Si al principio es normal una rudeza en el tratamiento de las figuras, sobre todo sus vestidos que se pegan arquitectónicamente al cuerpo, poco a poco se van desplegando libremente sus formas, el Crucificado se hace más humano, los rostros se hacen más expresivos, con sonrisas, posturas, etc.